domingo, 2 de marzo de 2014

Germinados


Entendemos por germinado a cualquier semilla cuyo metabolismo es estimulado por el contacto con el agua, el aire o el calor. Germinar es crear las condiciones adecuadas e idóneas para que la vida que habita en cada semilla despierte.

¿Por qué realizar y consumir germinados?

• Las semillas germinadas son la máxima fuente de proteínas, aminoácidos, enzimas, vitaminas, clorofila y minerales que tenemos a la mano y debemos aprovechar. Son un alimento vivo, ya que al ingerirlos estamos incorporando a nuestro organismo la energía vital de la semilla que acaba de despertar. Cuando las semillas germinan su contenido nutricional cambia, se mejora y aumenta.
• En comparación con otros alimentos, los germinados son la máxima manifestación de lo vivo gracias a su fuerza de crecimiento; precisamente contienen hormonas de crecimiento, además de proteínas de gran valor biológico. Sus efectos desintoxicantes y reconstituyentes ayudan a que nuestro cuerpo se mantenga sano. Presentan a su vez una combinación fácilmente asimilable.
• Los germinados fortalecen el sistema inmunitario y constituyen un excelente suplemento vitamínico para contrarrestar los efectos negativos de la vida actual: estrés, ruido, exceso de trabajo y alimentos desnaturalizados.
 • Las semillas germinadas son un alimento predigerido, lo que supone una economía energética para el cuerpo, al exigir menos esfuerzo al aparato digestivo. Por ser alimentos frescos no se pierde la energía de sus sustancias activas y debido al alto contenido en enzimas llegan a aprovecharse todas, a diferencia de los alimentos desnaturalizados (energía vacía) o de las carnes (energía excesivamente costosa, entre otros inconvenientes). Los procesos industriales destruyen la vitalidad del alimento que requerirá más energía para ser digerido y además, "robará" sustancias orgánicas del propio cuerpo para poder asimilarlo.
• Se trata pues del alimento más nutritivo y vital al mínimo precio. Es más barato que cualquier otro si calculamos la cantidad de energía y dinero gastado antes de que podamos comer un determinado alimento: productos químicos, maquinaria, transporte, empaquetado y publicidad, frigoríficos, personal, intermediarios. Con todo, el precio más caro que pagamos es el progresivo empobrecimiento del suelo y el deterioro de nuestro planeta.

¿Cómo preparar los germinados?

Ingredientes:

1. Frasco de vidrio de un litro con boca ancha.
2. Cucharadas de semilla bien lavada (lenteja, soya, trigo, amaranto, alfalfa, garbanzo, etc. )
3. 1/2 litro de agua.
Procedimiento:

Las semillas se lavan y se colocan en el frasco con agua (tres veces su volumen). La boca del frasco puede cubrirse con una tela delgada para que no entren los insectos. El frasco se deja en un lugar oscuro y cálido: de 10 a 12 horas para la alfalfa, de 12 a 15 horas para las lentejas y soya.
Luego se escurre el agua (la tela evitará que salgan las semillas) y se enjuagan bien con agua tibia. Se acomodan los granos a lo largo de la pared del frasco y se vuelven a colocar en un lugar oscuro y cálido, enjuagándolos dos o tres veces los primeros días y luego una vez al día.
Cuando los brotes tienen de 2 a 3 centímetros de largo se exponen a la luz solar indirecta por espacio de unas 2 horas para que las hojitas se pongan de color verde, o sea, para que se les forme la clorofila, con esto se favorece el aumento de Vitamina C y toman un sabor más agradable. Si se desea separar las capas exteriores de las semillas, o sea las cáscaras, antes de comer los brotes, éstos se colocan en una cubeta con agua y entonces las cáscaras flotan y se recogen en la superficie, mientras que los brotes se van al fondo. 

¡Ahora los germinados están listos!

El cuidado de los germinados consiste básicamente en proporcionarles el drenaje adecuado (escurrir completamente el agua con que se enjuaguen) para mantenerlos solamente húmedos, ya que mucha agua o muy poco aire crearán hongos y desechos. En clima más caliente y más húmedo, acorte el tiempo de remojo y enjuáguelos con más frecuencia para mantenerlos frescos. Así pues, el tiempo de germinación varía según la temperatura. También la clase de semilla tiene que ver con el tiempo de germinación. Por ejemplo, los brotes de ajonjolí (sésamo) se amargan teniéndose en proceso de germinación más de dos días, es decir que deben aprovecharse a más tardar 48 horas después de haberse iniciado el remojo. En el caso del amaranto se consideran como condiciones óptimas para la germinación una temperatura de 30°C y un intervalo de tiempo que va de 18 a 30 horas, ya que puede obtenerse un incremento en la concentración de proteína de 15.78 a 16.11% y en cuanto a la lisina de 4.52 a 5.55 gramos por 100 g. de proteína.

Brotes caseros en el Valle Sagrado, Perú

Fuente: www.uva.org.ar

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